¿Qué contenían las veinticuatro planchas de oro encontradas por el pueblo de Limhi?

Mosíah 8:1-14
"Las planchas que luego de traducidas serian el libro de Eter se mencionan por primera vez en un informe de una entrevista entre Limhi, el rey de los nefitas en el país de Lehi-Nefi, y Ammón, mensajero de Zarahemla. (Mosíah 8:9.) El rey relató una historia notable. Dijo que había enviado a un grupo a realizar una misión importante en Zarahemla. Los delegados, no teniendo un guía competente, se extraviaron en el desierto y no llegaron a su destino. En cambio, llegaron a un país donde había muchas ruinas antiguas y evidencias de una devastación terrible. Para corroborar esta historia tan extraña, volvieron con veinticuatro planchas de oro que contenían grabados desconocidos, además de otras antigüedades notables. El rey Limhi le pregunto a Ammón si podía interpretar estos escritos.
"El visitante procedente de Zarahemla respondió francamente que no podía, pero se apresuro a añadir que el rey de su nación tenia ese don, porque poseía ciertos interpretes milagrosos. (Mosíah 8:14.)
"En su debido tiempo, el rey Limhi y su pueblo se escaparon de la servidumbre que soportaban bajo el yugo lamanita y encontraron refugio en Zarahemla. El rey Mosíah, hijo del rey Benjamin, los recibió con gozo y tomó bajo su cuidado los invalorables anales. (Mosíah 22:14.) Posteriormente, el profeta real, Mosíah, tradujo las veinticuatro planchas.
"A las veinticuatro planchas se les llamó el libro de Eter, debido al nombre de su autor (Eter 1:2). Su descubrimiento no fue por casualidad, pues al finalizar sus escritos, Eter, su autor, 'los escondió de tal modo que el pueblo de Limhi los encontró' (Eter 15:33).
"Antes de que los jareditas salieran de Moriancumer, su campamento en el Viejo Continente, el hermano de Jared recibió visiones indescriptibles en el monte Shelem. El Señor le dio instrucciones de no hacerlas publicas durante su vida, sino que las registrara antes de morir, en el idioma que se hablaba comúnmente antes de la construcción de la Torre de Babel, y que era desconocido ya entre las generaciones posteriores. El registro debía sellarse. También recibió dos piedras, preparadas para 'engrandecer' o aclarar 'las cosas que tu escribas'. Estas también debía sellarlas. (Eter 3:21-24, 27, 28.)
"Por la información que Moroni nos da, sabemos que el rey Mosíah, hijo del rey Benjamin, tenia los escritos de Jared y que los guardó por si acaso llegara el tiempo en que se debieran dar a conocer. También sabemos que esos escritos, junto con la 'interpretación de los mismos', la traducción que hizo Mosíah, estuvieron en manos de Moroni, así como también los interpretes (Eter 4:1 -5).
"No hay duda, entonces, de que Mosíah, hijo del rey Benjamin, era el guardián en su día de los anales jareditas y de las piedras de interpretación. (Mosíah 28:11-16.)
" La historia jaredita formaba parte de las veinticuatro planchas de Eter que llegaron providencialmente a manos de Mosíah por intermedio de la expedición de Limhi. Con toda probabilidad, recibió de su padre los interpretes, quien a su vez debe de haberlos recibido de su propio padre, Mosíah I." (George Reynolds y Janne M. Sjodahl, Commentary on the Book of Mormón, 2:283-284.)

Tomado del Manual de Instituto

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