Mosíah 11:20
"[Abinadí fue] un profeta nefita que el Señor levantó en la tierra de Nefi-Lehi para reprender al inicuo pueblo del rey Noé por sus pecados. Según lo que podemos calcular, comenzó a profetizar en el año 150 a. de J.C. En su primera manifestación anuncio como palabra del Señor que si la gente no se arrepentía de sus iniquidades seria llevada al cautiverio y nadie los liberaría excepto el Señor, y que El demoraría en escuchar sus oraciones en los días de su tribulación. La gente no se arrepintió, sino que intentó quitarle la vida, y sus palabras se cumplieron en los días de Limhi, el hijo de Noé. Dos años después volvió a aparecer disfrazado, de manera que la gente no lo reconociera, y pronunció mayores castigos sobre el impenitente Noé y sus seguidores. La esclavitud más horrenda, hambre, pestilencia y muerte serían el futuro del pueblo, y no pasaron sino unos pocos años antes de que se cumplieran las profecías de Abinadí. Por causa de la osada denuncia de las abominaciones de los sacerdotes del rey, estos lo apresaron, y luego de tener una larga controversia sobre el principio de la Expiación y otras leyes de Dios, lo sentenciaron y condenaron a la hoguera. De acuerdo con esa sentencia, lo quemaron en la ciudad de Lehi-Nefi. Solamente un hombre, Alma, padre, el único del cual tenemos la historia, intercedió ante Noé por Abinadí, y esto encendió tanto al degenerado monarca que intentó quitarle la vida. Sin embargo, Alma escapó, y en el lugar donde buscó refugio hizo un relato escrito de las enseñanzas y obras de Abinadí, relato que contiene algunas de las enseñanzas más preciosas del Libro de Mormón." (Reynolds y Sjodahl, Commentary 2:122.)