Sin acción hipócrita, con verdadera intención.

2 Nefi 31:13
Es interesante notar la cantidad de veces, durante su ministerio terrenal, que el Señor condenó la hipocresía. Hablando de eso, el presidente J. Reuben Clark, hijo, dijo lo siguiente:
"Guiándoos solamente por el Nuevo Testamento, obtendréis muy poco conocimiento de la clase de vida que llevaban los romanos en Palestina, la clase de vida que Cristo condenó, y, no obstante, como ya he dicho, me parece que el gran pecado que el Salvador condenó con igual intensidad y frecuencia que cualquier otro fue el de la hipocresía—llevar una vida doble: la que a veces hacemos que nuestros amigos y algunas veces nuestras esposas crean que llevamos, y la vida que en realidad llevamos." (CR, octubre de 1960, pág. 90.)
La palabra hipócrita proviene de un vocablo griego que designaba las mascaras que usaban los actores de teatro. El hipócrita es, por lo tanto, entre otras cosas, la persona que se enmascara, aparentando ser algo que en realidad no es, disimulando lo que verdaderamente siente y piensa. A través de los tiempos, los profetas han indicado que la única forma de llegar a Dios es por medio de un corazón integro y motivos sinceros y honestos. La integridad de corazón sugiere una dedicación total del hombre interior a Cristo. La frase "verdadera intención" transmite la idea de motivos sinceros y puros. Moroni habló al respecto cuando dijo que un testimonio del Libro de Mormón se recibe buscando " . . . con un corazón sincero, con verdadera intención" (Moroni 10:4), y que la verdadera justicia se basa en la intención del corazón. (Véase Moroni 7:6-9.)

Tomado del Manual de Instituto

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